Claves para entender el despegue ganadero

La ganadería argentina se presenta como una oportunidad atractiva de inversión, aún en escenarios complejos ¿Sobre qué factores se sostienen estas expectativas favorables? Acercamos un breve análisis que permita entender las claves del negocio.

En primer lugar, la posición de Argentina como productor de carne premium a nivel mundial es indiscutida y en el último tiempo este lugar ha redoblado su potencialidad. En un mundo donde la conciencia verde comienza a marcar el ritmo de los mercados, la ganadería a pastizal natural abre una nueva y enorme ventana para la exportación. Tenemos los campos, el conocimiento, las buenas prácticas y todas las condiciones para potenciar esta oportunidad, seguir creciendo y abastecer al mundo con la mejor carne.

Con la mirada a mediano plazo, es clave tener en cuenta que Argentina sigue retrasado en precios en el mercado internacional debido a varios factores, principalmente por el retraso del tipo de cambio. Esto significa que nuestro país es muy competitivo y, en medio de la profunda crisis, mantiene los índices de exportación en valor y volumen, sin intervenciones ni medidas duras que detengan o perjudiquen la producción o comercialización. La situación nos hace pensar que en un escenario más favorable y de cara al cambio de gobierno, la ganadería argentina tiene un camino muy bueno por recorrer.

Por último, el corto plazo se presenta con una tentadora oportunidad para pararnos en kg. de carne, ya que la relación ternero/novillo está desfasada a la que suele presentar el mercado históricamente. Esto quiere decir que hoy es posible comprar terneros baratos, siempre y cuando haya un campo con pasto para que puedan alimentarse. Los productores que tenemos la suerte de haber recibido lluvias y ya vemos cómo el pasto verde vuelve a colorear las cañadas, podemos entrar al negocio y esperar que el mercado exprese su potencial, ya invertidos en kilos de carne.

Como siempre decimos, la ganadería es un negocio conservador, de bajo riesgo, que acompaña a la inflación, por el sólo hecho de que el kilo de carne va aumentando al compás de nuestra economía, como bien lo vemos en la góndola, y con la ventaja extra de ofrecer al mundo producción en pastizal natural.